Por Beatriz Sotomayor
Hace un tiempo leí en la revista virtual Pikara Magazine, el artículo de Maitena Monroy “Por ellas. Por nosotras. Por todas y todos. ¡No olvidamos!”, un párrafo resonó como un gong en mi cabeza:
“Por otro lado, cuando defendemos la lucha contra la violencia sexista no lo hacemos porque las mujeres seamos buenas (que parecería que es algo que debemos de acreditar para ser susceptible de derechos) sino porque es una violación de los derechos humanos al igual que defendemos el derecho a no ser asesinada-o sin pensar en la bondad o maldad de las víctimas, simplemente hacemos una defensa de los derechos humanos sin fisuras”.
Y este párrafo resonó en mi memoria cuando leí la noticia acerca de un general egipcio, que reconocía “las pruebas de virginidad” a que se sometió a un grupo de mujeres detenidas después de la manifestación del 9 de Marzo en la plaza de Tahrir.
“Un general egipcio admitió, confirmando las denuncias de Amnistía
Internacional, que realizaron pruebas de virginidad a las mujeres detenidas
en las manifestaciones que forzaron la salida de Hosni Mubarak”.
El muy “·$%&%$·$%&/)/&% justifico sus acciones con los siguientes argumentos:
"Esas chicas que detuvimos no eran como sus hijas o mis hijas", dijo el
general a CNN, "eran chicas que acamparon en tiendas con hombres en Tahrir y
allí en las tiendas había cócteles molotov y drogas". El militar sostuvo que dichas medidas se tomaron para evitar que declararan que fueron violadas.
Mira tú, el mensaje claro es: “No erar buenas, por ende merecían ser maltratadas y humilladas, el que no fueran vírgenes justifica aún más los malos tratos”. Este general (a quien no le deseo mal, pero… me encantaria que le hicieran la prueba de virginidad) cuando da explicaciones, se las da a otros hombres imaginarios, supuestos padres de mujeres obedientes. Las mujeres como personas sujetas de derechos, no aparecemos en el horizonte.
El Evento
La manifestación del 9 de marzo se realizó en la Plaza de Tahrir, que se hizo famosa tras 18 días y noches históricas y en ocasiones sangrientas de protestas que desembocaron en la renuncia de Mubarak.
Pero a diferencia de las manifestaciones previas, el ejército egipcio atacó a los participantes. Los soldados arrastraron a decenas de manifestantes de la plaza hasta las puertas del Museo Egipcio.
Salwa Hosseini (foto), una estilista de 20 años de edad y una de las mujeres nombradas en el reporte de Amnistía Internacional, describió a CNN cómo los soldados uniformados la ataron y tiraron al suelo, para luego abofetearla y electrocutarla con un arma paralizante mientras le gritaban “prostituta”.
“Nos querían enseñar una lección”, dijo Hosseini al poco tiempo de haberse publicado el informe. “Querían hacernos sentir que no teníamos dignidad”.
*Maitena Monroy Romero es integrante de la comisión contra la violencia sexista de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario