jueves, 2 de junio de 2011

La menstruación desde una perspectiva feminista


Por Beatriz Sotomayor

“Todxs somos sexistas en recuperación”

Rosa Clemente

“El desarrollo de la mujer, su libertad, su independencia debe provenir de ella y por si misma… Primero al destacarse a sí misma como personalidad, y no desde un rol sexual. Segundo, al rehusarse a tener hijos a menos que ella quiera, a rehusarse a servir a Dios, al estado, a la sociedad, al marido, a la familia, etc… al hacer su vida más simple, pero más profunda y rica”

Emma Goldman

Mi objetivo principal como activista es aportar a que las mujeres reimaginemos y reaprendamos nuestros cuerpos, de una manera tal que nos sintamos más cómodas habitándolos. O en otras palabras “quiere a tu cuerpo como es”, pero no es tan simple como solo tener la voluntad de hacerlo, porque es complejo imaginarse y construir una relación con nuestros cuerpos distinta, estando al mismo tiempo insertas en una cultura que nos exige un esfuerzo constante de adaptación a un estándar de belleza imposible e inhumano.

Desde mi experiencia personal puedo decir que se requiere tomar perspectiva, reflexionar y dialogar para reevaluar y redefinir nuestra visión de nuestros cuerpos, y crear una nueva que responda a nuestros deseos y mejore nuestro bienestar. Entendiendo que las definiciones culturales que se nos ofrecen no responden a nuestros mejores intereses.

La menstruación es un ejemplo claro de esto, la menarca (primera luna en griego) es una instancia clave donde se alecciona a la joven mujer a guardar silencio sobre un fenómeno que marca la transición hacia la adultez, un momento en que se le enseñan las restricciones de la vida adulta “Ud. ya es grande y no puede jugar como antes”, “ya es una señorita (no es libre de hacer lo que se le da la gana)”, todo esto sin una celebración o un regalo que marque simbólicamente este momento como algo alegre.

Y finalmente se establece una pauta de relación con el cuerpo como algo ajeno, algo que hace cosas desagradables, en que la menstruación se trata como una crisis higiénica y no como un proceso corporal normal. Y se le enseña a la joven mujer a lidiar con su cuerpo desde el consumo.

El “voto de silencio de la menstruación” impide que pensemos en ella y tomemos perspectiva, que nos demos cuenta que la regla se define como suciedad y por ende define a nuestros cuerpos como sucios y que esto afecta nuestra autoestima.

Finalmente este voto de silencio, hace que la devastación ecológica que crea la industria de la higiene femenina pase totalmente desapercibida, y que no conozcamos las alternativas menstruales más amables y ecológicas que existen.

Ilustraciones: Melina Rapiman

http://www.experienciamelina.blogspot.com/

1 comentario:

  1. ¡Beatriz! bien conciso, nos han encantado tus palabras.
    Desde nuestro blog también abordamos este tipo de temas:
    http://remolinomenstrual.blogspot.com
    facebook.com/red.lunaroja

    La verdad es que empezó todo desde un lugar que es bastante condenado por las feministas más "clásicas": la autoayuda/el new age... y después comprendimos que es mucho más profundo que eso (sin ser peyorativas, claro), y que repensar el cuerpo comenzando por visibilizar los procesos naturales también es revolucionario.
    Saludos desde Argentina.

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