Por Beatriz Sotomayor
La Humanidad es la única especie animal capaz de crear, que no funciona solo por instinto sino que tiene el poder de la imaginación, por tanto puede pensar alternativas, idear explicaciones a los fenómenos que le rodean, imaginarse escenarios diferentes y crear artefactos, no nos adaptamos simplemente al medio, podemos adaptarlo.
Sin embargo las ideas y la imaginación de un grupo de hombres, se han convertido en la manera de imaginar el mundo, y se ha creado la ficción de que las ideas y los valores de ciertos hombres son representativos de la humanidad. Está en el lenguaje, desde la infancia me llamo la atención que en un grupo de solo niñas se hablara de “nosotras”, y cuando había un niño en el grupo se hablaba de “nosotros”, aunque las niñas fueran mayoría. Invisibilizando a las niñas en el lenguaje.
Una representación sesgada de la realidad que sin embargo se presume universal deja de lado los intereses y las necesidades de grandes grupos. Por ejemplo, el mundo está pensado para y desde los hombres adultos, con buena salud y acceso a la educación universitaria y que buscan desarrollarse y realizarse en el espacio público. Con esta imagen “universal” se logra invisibilizar a los niños y niñas, que solo son preparados para ingresar al mundo adulto quitándole importancia a las cosas que viven a su edad, a los y las adolescentes que no pueden encontrar trabajos bien remunerados que les permitan sobrevivir por si mismos/as en caso de que quieran independizarse y que viven su sexualidad cargados/as de prohibiciones, mitos, desinformación y con poco acceso a la anticoncepción, pues se asume que la sexualidad es algo “solo de adultos”, a las mujeres cuyo sueldo se asume que es solo complemento y que en caso de querer ser madres no tienen facilidades para asumir ese rol (les recuerdo también el fenómeno de la feminización de la pobreza), y en caso de no quererlo tienen que someterse a la indignidad y los peligros de un aborto ilegal, las personas con discapacidades son apoyadas magramente en su niñez y son borrados/as del mundo adulto al no contar con calles diseñadas para su desplazamiento, protección por parte del gobierno, buenos sistemas de salud o poder acceder a buenos trabajos, y finalmente la tercera edad que con su salud y vitalidad disminuida tiene problemas para moverse, y que suele vivir en un gran aislamiento, no encuentra trabajos adecuados y es básicamente ignorada. Por dar algunos ejemplos.
Al descuido de las necesidades de los grupos invisibilizados por esta idea universal del “hombre” se suma el que estos grupos absorben las expectativas que se tienen sobre ellos/as, más que representaciones que podrían guiarlos/as a una vida más completa, este fenómeno se manifiesta a todos los niveles, pero para propósitos de este articulo nos referiremos a algunos de sus efectos sobre las prácticas de cuidado de la salud de las mujeres, especialmente a la salud sexual y reproductiva de estas
En este punto me gustaría explicar la diferencia entre sexo y genero, sexo es la apariencia de nuestros órganos sexuales si son femeninos, masculinos o intersex (órganos sexuales de aspecto ambiguo), genero son las expectativas sobre la conducta, emocionalidad, estilo de vida, etc. que se tienen sobre una persona dependiendo de la apariencia de sus genitales, el género es pura cultura aunque se etiquete como “natural”.
El etiquetar como “natural” algo en las sociedades humanas, es una estratagema, para rescatar una conducta del permanente cambio a lo que esta sujeto lo social y congelarla en el tiempo, rescatándola con cierto éxito de procesos de reflexión que podrían ponerla en duda. Desde las palabras de Foucault, donde enfatiza que la norma de lo “natural” se impone desde el poder:
La ley no nace de la naturaleza, junto a los manantiales que frecuentan los primeros pastores; la ley nace de las batallas reales, de las victorias, las masacres, las conquistas que tienen su fecha y sus héroes de horror (Foucault, 2003:49).
Esta introducción busca contextualizar el siguiente fenómeno y sus consecuencias:
Los niños y niñas se empapan de cultura como esponjas, absorben las ideas y los valores de su medio sin cuestionarse si son positivas, contraproducentes o denigrantes, para que ellos y ellas pongan en duda estas creencias requieren de tiempo para comparar, conocer y reflexionar. Todos y todas crecemos con ideas contraproducentes, inexactas que muy a menudo influencian nuestro accionar de manera subyacente, es mas el analizar y desactivar este tipo de ideas es el presupuesto base de la terapia cognitiva conductual.
Si bien este fenómeno es universal, quisiéramos enfocarnos en lo que respecta a las mujeres, antes de continuar desarrollando la idea, quisiera ilustrarla con una pequeña anécdota, hace algún tiempo vi un programa sobre mujeres chilenas que desempeñan oficios no considerados “femeninos”, por ejemplo había una mujer taxista que al ser consultada sobre problemas que enfrentaba en su quehacer como mujer taxista, ella señalaba que muchas mujeres no se querían subir a su taxi, porque creían que ella iba a chocar, es decir algunas mujeres consideran que las mismas mujeres no tienen la capacidad de desempeñar ciertos oficios, el hecho de que miles de mujeres manejen automóviles sin accidentarse, no afecta esta creencia absurda y contraproducente con la idea de la propia capacidad. Es preocupante que las mujeres seamos agentes de opresión de nosotras mismas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario