sábado, 23 de octubre de 2010

Tacos: Un riesgo de Genero




Sí, yo lo comprendo cuando una ve a Carrie caminar por Nueva York balanceándose sin esfuerzo sobre sus Manolos quiere inmediatamente un closet lleno de zapatos de diseñador.

Yo he tenido zapatos taco alto y taco altísimo, con terraplenes además, de plástico (amarillos), de corcho, con lentejuelas… ahora veo algunas fotos y me da vergüenza ajena, porque la verdad eran re feos y ahora miro las zapatillas con el mismo deseo que antes miraba los tacos, pero en ese entonces como no me empino mas allá del metro cincuenta, me era agradable mirar a alguien para abajo para variar, pero una vez me mande una sacada de cresta en una escalera de mármol y hasta ahí no mas llegue.

Les cuento esto, porque a pesar de declararme públicamente enemiga de la industria de la belleza no carezco de contradicciones, y ahora todo eso me da risa. Y porque en carne propia experimente el encanto y los peligros de los tacos. Ahora quiero compartir con Uds. la campaña La hora del Taco Termino, en la que la Asociación Chilena de Seguridad no solo se refiere al concepto de género y lo contextualiza, sino que detalla las consecuencias de que ciertos segmentos de mujeres usen tacos, con cifras contundentes.

Tacos: Un riesgo de Genero

Por Rodrigo Finkelstein

Asesor Técnico

Asociación Chilena de Seguridad

Hoy en día sigue siendo bastante difuso y poco claro el concepto de género en la población, es decir, qué significa y a qué alude exactamente. Por lo mismo, pocos son quienes comprenden los efectos que la variable género produce en diversas áreas de la sociedad, como por ejemplo, la salud y seguridad laboral.

Por tanto, para sensibilizar sobre los riesgos de género, es necesario antes que nada clarificar que entenderemos por este. ¿Qué es el género? ¿A qué apela? A diferencia de la variable sexo, que se refiere a la diferencia biológica entre el hombre y la mujer, la variable género apela a las diferencias culturales, es decir, cómo culturalmente la sociedad representa al hombre y a la mujer. Mientras el sexo denota diferencias físicas, biológicas y fisiológicas, como la musculatura, el porte promedio, el aparato reproductor y el sistema endocrino, el género denota diferencias sociales y culturales como la vestimenta, roles sociales, actitudes, movimientos, valores, prácticas y hábitos. Por tanto, el género no es algo natural, fijo ni definitivo, sino, una construcción cultural susceptible a mutaciones, cambios y presiones sociales.

El género tiene importantes efectos sobre la realidad social, ya que impone modelos mentales que gobiernan el comportamiento de los hombres y las mujeres. Como modelo de lo masculino y lo femenino, estimula en el hombre y la mujer una serie de conductas que tienen como fin encajar en el patrón correspondiente. Por tanto el género, constituido por propiedades asignadas al hombre, bajo el rótulo de masculinidad, y a la mujer, bajo el rótulo feminidad, ordena, organiza y controla las actuaciones de ambos en la sociedad, y además, como veremos a continuación, los expone a riesgos ocupacionales diferenciados.

Uno de los riesgos de género más relevantes lo constituye la construcción cultural de la feminidad en base a los atributos de altura, sinuosidad y sensualidad, posibles de alcanzar mediante el uso de zapatos de tacos. Los tacos, corresponden a una necesidad de la mujer de calzar con el patrón de género dominante, con la necesidad psicológica de no sólo ser mujer biológicamente, sino, de verse representada como tal y ajustarse a la imagen cultural de feminidad.


Tacos de Moda en Japón

Por tanto, el uso de tacos más que una elección personal, constituye una imposición cultural, la cual se instala en la mujer por el deseo natural de querer verse y sentirse mujer, en acorde al modelo femenino dominante. Los tacos, artefacto cultural de la mujer profesional urbana, constituyen la materialización de la representación femenina en torno a una figura sinuosa, sensual, alta y estilizada.

En relación a los accidentes ocupacionales, es posible verificar que los tacos se relacionan directamente con el tipo de accidentes, la tasa de accidentalidad, el tipo de lesiones y los sectores económicos, constituyéndose en un importante riesgo para la mujer. La tasa de accidentalidad por accidentes de trayecto de las mujeres casi duplica a la de los hombres. El 23% de todos los accidentes que sufren las mujeres al año se concentran en los accidentes de trayecto, frente al 12% anual que sufren los hombres. Esto se debe a que el uso de tacos reduce el área de apoyo y sustentación al desplazarse, lo que expone a una mayor cantidad de lesiones por sobreesfuerzo, movimientos bruscos y caídas de un mismo nivel.

Las principales lesiones de los accidentes de trayecto en las mujeres se concentran en esguince de tobillo, policontundido, contusión de rodilla y contusión de mano y/o muñeca, todas ellas relacionadas principalmente con sobreesfuerzos, movimientos bruscos y caídas.

La contusión de mano y/o muñeca se explica por el reflejo instintivo de una persona por evitar el golpe de una caída, lo que obviamente somete a esa zona del cuerpo a un gran impacto. La contusión de rodillas se debe a que constituye una de las principales partes del cuerpo expuestas ante una caída de un mismo nivel. Policontundidos o contusos múltiples, también se explica primeramente en las mujeres por las caídas de un mismo nivel. Finalmente, los esguinces de tobillo no necesitan explicación alguna, ya que es evidente su relación con la inestabilidad a que someten los tacos, generando sobreesfuerzos y movimientos bruscos que se traducen en lesiones.

De esta manera, las lesiones más frecuentes por accidentes de trayecto confirman los problemas que generan los tacos en el desplazamiento de las mujeres. Finalmente, el hecho que más del 82% de los esguince de tobillo, contusión de rodilla y contusión de mano y/o muñeca en las mujeres se encuentran en los sectores de servicio, comercio y financiero, todos ellos rubros económicos que ofrecen cargos de ejecutivas, secretarias, asistentes comerciales, y en general profesionales que han sido mayoritariamente representadas arriba de tacos, confirma que este tipo de lesiones tiene un trasfondo cultural. Claramente la representación de la mujer ejecutivo o profesional ha sido sobre tacos, a diferencia por ejemplo de la representación de la mujer trabajadora de sectores agrícola, manufactura o forestal. Esto evidencia que el problema de los tacos es un tema cultural, de cómo culturalmente se ha representado a la mujer, situación que presiona y obliga en el uso de tacos para calzar con el modelo social dominante, especialmente en los sectores económicos descritos.

El uso de tacos es uno de los mayores riesgos ocupacionales de género, producto del modelo femenino de ser mujer en esta sociedad, presión social no fácil de resistir, y que por otro lado los medios masivos indiscriminadamente estimulan para alcanzar sus fines económicos. ¿Qué se puede hacer al respecto?

Primero, tomar conciencia sobre el impacto de la cultura en salud y seguridad ocupacional, de cómo una construcción particular de mujer puede inadvertidamente generar consecuencias sociales tan importantes, y reconocer que la tarea de administrar los riesgos está aun en sus fases iniciales, esperando investigar una serie de modelos culturales que desencadenan accidentes y enfermedades laborales.

Segundo, reflexionar sobre el impacto de un modelo de mujer que al año genera aprox. 800 policontundidos, 830 contusiones de mano y/o muñeca, 1.400 contusiones de rodilla, 3.600 esguinces de tobillo, 7.000 accidentes de trayecto, 32.600 días de reposo y un costo superior a los 390 millones de pesos sólo por concepto de subsidios. Y tercero, preguntarnos:

¿Estamos dispuestos como sociedad a mantener vigente un modelo de mujer claramente poco sano y seguro?

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