jueves, 3 de mayo de 2012

Hay Mall en Chiloé


He seguido por Facebook el tema del mall en Chiloé, mi favorito fue cuando reemplazaron el feísimo edificio en una fotografía por el castillo de Greyskull (recuerdan He Man??) y el gran comentario fue que era una mejora. Posteriormente escuche las opiniones de una artista feminista que recientemente se fue a vivir a Chiloé (precisamente el tipo de persona cuya sensibilidad política y estética puede verse mas ofendida por todo este asunto) y contaba que existía por allá una desvalorización de lo `propio´  que era bastante fuerte, que lxs chilotxs no querían abrigarse con lanas, que la mención del tema incluso les ofendía, que lxs chilotxs querían el mall.

Recuerdo, en ese sentido mi estadía de seis meses por las Filipinas, que les adelanto fue un shock cultural en muchos sentidos, pero que con la distancia de quien solo está de paso me permitió ver fenómenos que en Chile para mi pasan desapercibidos, recuerdo mi paso por los mega mall de Manila, recuerdo los artículos de lujo que eran todas marcas occidentales importadas (desde zapatillas Converse, a carteras Hermes en suntuosas tiendas), mientras que al lado de afuera se podían comprar productos locales en la cuneta por un decimo del precio, lo triste es que esos productos locales muchas veces eran imitaciones piratas de lo que una veía dentro del mall. También me llamaron la atención las fotografías que llenaban los mall, las cuales mostraban modelos rubios/as, pelirrojos/as y en fin tan blancos/as como era posible, en ambientes suntuosos y claramente siendo espontáneos/as y “ellas mismos”, haciendo cosas tan espontaneas como soltarse el corbatín del smoking en una fiesta de alta sociedad o corriendo sonrientes por Paris usando tacos imposibles, mirando esas fotos una no podía sino pensar que se le estaba yendo el tren, mientras el resto salta extasiadx y sin sudar en el estudio 54, una anda por ahí mirando como gato a la carnicería, sintiéndose excluida de ese mundo fabuloso en el que al parecer todos menos una y todxs quienes le rodean, viven.

El punto, es que cuando me entere del mall en Castro me dio rabia, y me pregunte como diablos lxs chilotxs no eran capaces de apreciar su patrimonio cultural, ahora me doy cuenta que les estaba poniendo unilateralmente en situación de “mantenedores del patrimonio“ y estaba indignada de porque no cumplían con su rol, sin preocuparme por un minuto por lo que ellxs querían, y claro quieren el sueño del consumo, como todxs lxs demás, y no les culpo.

El tema va mas allá del mal gusto y del patrimonio arquitectónico, el tema es la colonización cultural, lo que viene de afuera desde Europa o Norte América se ve como superior (y yo no estoy libre de esa admiración boquiabierta por los y que decir de las comunidades que  el sueño americano a los chilotes ()es ia abloslxs chilotxs no eran capaces de apreciar su ppaíses desarrollados, yo creo que ese adjetivo lo dice todo: como si hubieran países adultos y países que se rascan el cerebro por dentro), en ese sentido las lanas se ven con disgusto, es lo que una se tiene que poner por defecto por que no le alcanza para la chaqueta North Face, y lo que me preocupa es que en el caso de las lanas pasamos de una economía autosustentable a las 12 cuotas en la tarjeta y me preocupa que les empobrezca.

Obviamente creo que hay que invertir y valorizar el patrimonio, pero también creo que no es un tema sencillo y directo en términos éticos y políticos, primero que nada porque el tema de lo tradicional es espinudo para cualquiera que no se pueda meter tranquilamente en una maquina del tiempo y como mujer antes de apretar el botón de encendido en la maquina esa, debería pensarlo con cuidado.

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