Jessica Lillo Acuña
Desde lo invisibilizado.
Lo que la boca censuró
y el lenguaje no incluyó.
De lo ajeno, temeroso y peligroso.
Del siempre complaciente,
pocas veces complacido.
Que en la obscuridad se miró de reojo
a través de los dedos culposos.
Hablo desde un sexo
puesto sobre la mesa pública
para ser manoseado y hurgado,
castigado y silenciado.
Dirigido desde otros cuerpos.
Que aprendió a moverse sin respirar
A estar sin ser visto.
Hablo desde una vagina,
codiciada cuando olió a hembra,
despreciada cuando sangró,
santificada cuando parió.
relegada cuando no se humedeció.
Vagina agotada tras la frenética
búsqueda del
placer.
Que hinchada y ardiente
No tuvo cuerpo donde frotarse.
Hablo desde un clítoris en rebeldía
Incrustado carnosamente en el sexo
Que se resisten
a la mordaza,
rebelado frente al anonimato.
Que se proclama eróticamente vivo,
autónomo, exhibicionista, pornográfico,
parafílico, excitado y orgásmico.
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