domingo, 20 de junio de 2010

No nos conviene ser más mujeres


Por Beatriz Sotomayor

Ayer leí un artículo de Francisca Barrientos y me tome la libertad de tomar algunos párrafos, tiene una perspectiva mucho más radical de lo usual al feminismo, donde señala muy académicamente en su artículo: Una mirada frente al fracaso del feminismo,que al hablar desde la esencia de la mujer, al identificarnos desde ese referente natural, nos entrampamos en una lógica sin salida:

Así, sin quererlo las “mujeres malas” (rebeldes) … vienen a reforzar la norma de los cuerpos toda vez que ocupan una posición de opuesto-radical: son el lado oscuro del espejo identitario. Ellas, al ser puestas por otros fuera de los márgenes de lo que las mujeres supuestamente son o debieran ser, refuerzan la existencia de los roles y las políticas de sujeción.

Francisca insiste:

No basta con rebelarse para que nos digan que somos mujeres malas, es necesario y urgente renunciar al hecho mismo de ser mujer.

El gran problema de la mujer mala de Gloria Anzaldúa es que pese a que se ha rebelado contra su cultura paterna sigue siendo mujer, continúa reconociéndose en función de esos supuestos iguales que le ha impuesto el sistema identitario: sigue mirando al mundo en términos binarios. Mientras que, en oposición a lo anterior, justamente lo que hace falta es que deje de identificarse como mujer. Es decir, que deje de intentar construirse políticamente a partir de una estructura discursiva y simbólica, la cual existe solo a partir de la presencia de un opuesto masculino y natural… lo mismo pasa con las feministas.

Suena coherente, los roles siempre son complementarios, pues se definen en relación a otros roles, medica/paciente, madre/hija, tío/sobrino, vendedor/clienta, mala/buena, hombre/mujer, etc. Y está claro que los roles disponibles para nosotras suelen continuar la lógica maternal del cuidado, como ejemplo carrera de constructor civil v/s párvulos y nos colocan en posición de dependencia. Entonces para no caer en esta lógica habría que hacer un borrón y cuenta nueva identitario, digamos poner en la juguera a la Venus de Milo, el Apolo de Belvedere, El David de Miguel Angel, la estatua de Balmaceda, el kamasutra, The L Word, el reggaetón, etc. Y partir de nuevo.

Pero ha llegado el tiempo de remover las estructuras y liberar a la mujer de su pesada existencia. Es urgente quebrar con los binarios, puesto que están siendo más que nunca potentes estructuras de control y normalización que van institucionalizando unos cuerpos por sobre otros, corriéndose así el peligro de que las luchas y las reivindicaciones se integren también en la norma y pierdan su potencial de quiebre.


En el artículo además se señala una posible estrategia:

Tenemos que mirar hacia los márgenes y saltar hacia el abismo, porque allí habitan las figuras que quiebran las normas de la identidad, los sujetos que no se adecuan o que no se reconocen a sí mismos según las estructuras que norman a los cuerpos y los posicionan entre lo blanco y lo negro que plantea la heteronorma.


Intelectualmente me parece muy bien planteado, pero como persona que piensa desde lo cotidiano y se plantea como mujer, estas estrategias me parecen muy complejas, primero implica hacer camino al andar y ser radicalmente libres, y olvidarse del descanso de la ovejita adormilada que a ratos tenemos casi todxs, segundo a mí lo que más me preocupa es el bienestar emocional (y todos aquellos recursos y libertades necesarias para lograrlo), por esto conceptos como sororidad y affidamento me parecen fundamentales, el tema de la comunidad y el apoyo, por esto destruirlo todo me parece inquietante, me atrae más construir y ojala lograr un espacio donde prime la gentileza.

Con esto no rechazo de plano lo que señala Francisca, al contrario más bien me alegro que haya escrito el artículo, además creo que los feminismos deben ser diversos y amplios, pues el patriarcado lo es. Es más Francisca habla de un tema muy potente y actual:

¿Por qué aún hoy un asunto “biológico” es lo que abre o cierra las puertas a los actores validados del feminismo?

Mientras el feminismo sea un asunto exclusivamente de mujeres o de bio-mujeres, nunca habrá de alcanzar todo su potencial de transformación social. Así las mujeres son la piedra de tope del feminismo, son el signo que ha de condenarlo al fracaso.
En esto último no podría estar más de acuerdo, el feminismo es un espacio que no debe restringirse.

Finalmente, quiero destacar una particularidad del razonamiento de Francisca, ella señala que dado que el mundo sigue una lógica binaria, hay que ver que si se delinea un rol o identidad a la vez se delinea su opuesto. En este sentido, el discurso de la mujer victima desde el SERNAM por ejemplo también enfatiza la figura del “victimario”, pero a la vez no se puede invisibilidar la violencia lo cual nos deja en un aprieto etico grave.

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