domingo, 9 de mayo de 2010

El Dinero y las Mujeres (una reflexión prematura)


Por Beatriz Sotomayor

Este es mi primer post sobre el tema del dinero, en próximos posts quiero hablar sobre el feminismo y el dinero (y el trabajo formal remunerado) y en otro la caridad v/s activismo (fondo alquimia).

Esta es una reflexión prematura porque el dinero es un tema que me conflictua, y por lo tanto prefiero no pensar en eso, por ende no lo tengo masticado, pero que estoy en una coyuntura de mi vida en que me es urgente pensarlo y por tanto me lanzo a la piscina consciente de que seré una fuente prodiga de clichés, angustia y copia de gente que si lo ha pensado.

En un post anterior hable sobre un afiche del 1% que me molesta (la foto). Llegue a la siguiente conclusión:

“Este afiche asume que las decisiones de las mujeres son intrascendentes y triviales, y por tanto siempre deben ir en segundo o en tercer lugar, una vez que ellos los que saben (los pastores) definan las prioridades, y nos las comuniquen (si es que) al rebaño (de hombres/ovejas y mujeres/ovejas)”.

En un artículo escrito por Clara Coria (y que me recomendó Jo. Lizana de fondo alquimia) en su página web www.claracoria.com, con artículos para bajar sobre el tema de la relación de las mujeres y el dinero, llamado The Sexualization of Money, (ella tiene artículos en español también), escribe algo que hace mucho sentido frente al afiche del 1%, que en los matrimonios los hombres suelen ser los que toman las decisiones sobre las cantidades grandes de dinero, las compras importantes y las inversiones, es decir aquellas cosas que perduran en el tiempo y dan una sensación de poder y estabilidad, en cambio las mujeres llevan el presupuesto para los gastos diarios e imprescindibles, aquellas cosas que conllevan mucha responsabilidad y desgastes, pero que son invisibles, por su naturaleza rutinaria (solo se notan cuando no se pueden cumplir y te cortan la luz), este presupuesto de la división sexual del manejo del dinero es transparente en este afiche, se da por sentado incluso que no es la mujer quien toma la decisión del 1% sino que el hombre.

Clara Coria en el artículo antes mencionado señala que el dinero tiene sexo y que es masculino, y que sería por tanto “la herencia legítima del hombre y la expresión máxima de su potencia sexual” (hay que ver el desconsuelo de un hombre cesante o mirar la fachada de clubes como el passapoga, el champagne o el Diosas para darse cuenta que Clara tiene un punto). Esto señala la autora funciona en la cultura de manera natural (inconsciente e incuestionable), pero hasta acá no se ve porque a nosotras tendría que crearnos un conflicto inconsciente que “impregna la subjetividad de la mujer”.

Desde Clara Coria el conflicto se da por la batalla inconsciente entre la idea de ser una “buena mujer” y el trato con el dinero que supuestamente seria “frio y especulador”, ya… ósea la Virgen María modelo de las madres de mi familia desde tiempo inmemorial no podría ensuciarse las manos con dinero que no esté destinado a cubrir las necesidades de otro, eso sería egoísta y codicioso y poco femenino, cosas como jugar en la bolsa con el dinero para prosperar en vez de dárselo al Hogar de Cristo seria culposo… Y si se es criada en una familia izquierdista peor, pues el manejo de capital, te convierte en burguesa, es decir “mala mujer/opresora/privilegiada” es decir el fantasma de la mujer abnegada vive en la psiquis de todas… Por ejemplo a mi me cuesta comprar ropa sin culpa, especialmente si no es en oferta… la oferta no solo hace que el dinero rinda mas sino que para mi seria un permiso inconsciente para comprar, un argumento para ablandar a mi cruel mujer abnegada interior, “¡pero si es un ahorro… no un gasto!”.

Clara señala que el fantasma de la madre generosa no es una especie de remanente histórico mental sino que la sociedad activamente le exige ese tipo de rol a las mujer ahora , y relata la anécdota de un cliente que el pide a su abogada: “Doctora, sea una buena chica y bájeme la tarifa”, esta demás decir que de ser un abogado varón jamás le diría “Doctor, sea un buen chico y bájeme la tarifa” (yo espero que no haya obtenido el descuento por desubicado).

En Conclusión a la base del conflicto esta que cualquier mujer que no despliegue “los atributos femeninos” de altruismo, incondicionalidad, desinterés, corre el riesgo de ser vista por la sociedad, e incluso por si misma, como poco femenina.

OK, SOY UNA PERRA

Como dice Madonna “Soy dura, ambiciosa, y sé exactamente lo que quiero. Si eso me convierte en una perra/ bitch, okay.” Es más desde lo postulado por Clara Coria, los esfuerzos por rescatar la imagen de la perra, de la chica mala, la femme fatale, hacen más sentido como una manera de resolver el conflicto de identidad que el proteger los intereses propios a través manejo de dinero presenta a las mujeres. Esto también llevaría desde la opinión de Viviana Díaz (médica y feminista) a que las mujeres “se enfermen” para poder disponer de tiempo propio e intimidad, y poder así llegar a una solución de compromiso con la propia psiquis.

PROPONGO

No me pondré simplista, pero ser asertiva (defender los derechos propios de manera firme, pero no agresiva) no es ser mala, no es quemar el bosque nativo, no es destripar cachorros, no es matar niños de hambre y no es ser una perra, yo he estado defendiendo mis derechos y no se me ha afinado el sentido del olfato, salido 4 pezones mas en el pecho, ni he adquirido la capacidad de roer un hueso sin destruir mi dentadura…

La culpa no saldrá de nuestras mentes de un día para otro, pero podemos darnos cuenta que todas tenemos el mismo problema y ponerlo en perspectiva porque como dice Spinoza:
"La emoción, que es sufrimiento, cesa de ser sufrimiento tan pronto como nos formamos una imagen clara y precisa de esta”.

2 comentarios:

  1. Bien Bea.
    Definitivamente la imagen que tenemos la mayoría de las mujeres del dinero está teñida de emociones sufrientes, desde la abu que te pasaba plata bien dobla y pa callao, como dice la C. Coria, y una no cachando si era un regalo o un secreto terrible.
    Vamos sacando velitos.

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  2. Que buen ejemplo, tener una relación lucida con el dinero no se da naturalmente...

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