Decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia contra las mujeres
Versión 2008
Como muchas/os ya saben en este blog muy a menudo se reseña material valioso disponible en la red, como este decálogo. Encuéntralo aquí.
Creado por PAR (Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista) es una red conformada por un centenar de periodistas mujeres y varones de distintos lugares de Argentina, que nació en 2006 gracias a la iniciativa de Artemisa Comunicación.
Memorial en Coronel
PAR elaboro el presente decálogo por considerar que los medios son actores sociales, políticos y económicos, con un rol fundamental en la construcción de valores, mitos, saberes y con incidencia en la instalación de aquellos temas que se consideran importantes en el imaginario colectivo.
Memorial
Fue pensado para sugerir modos posibles de trabajar la información sin vulnerar derechos, respetando a las víctimas, pero por sobre todas las cosas, revalorizando el rol que como comunicadoras/es tenemos.
Se trata de proponer a las/os colegas, el desafío de reaprender algunas prácticas profesionales, promoviendo una cobertura inclusiva basada en el respeto a los derechos humanos, y posicionando la violencia de género – considerada erróneamente como una cuestión privada – como lo que es: un flagelo social, de índole público, que nos interpela a todas y todos.
Marcha por los Derechos Sexuales y Reproductivos realizada en Mexico
Decálogo
UNO
Es correcto utilizar los siguientes términos: violencia contra las mujeres, violencia de género y violencia machista.
DOS
La violencia de género es un delito, en tanto y en cuanto constituye una conducta antijurídica que debe ser prevenida y sancionada. Es un problema social, un atentado contra el derecho a la vida, la dignidad, la integración física y psíquica de las mujeres. Es en definitiva, una cuestión concerniente a la defensa de los derechos humanos.
TRES
Desterramos de nuestras redacciones la figura de «crimen pasional» para referirnos al asesinato de mujeres víctimas de la violencia de género. Los crímenes pasionales no existen.
CUATRO
Lo importante es proteger la identidad de la víctima, no la del agresor. Dejar en claro quién es el agresor y quién es la víctima, y señalar cuáles pueden ser las actitudes y situaciones que ponen en riesgo a la mujer en una relación violenta.
CINCO
Hay informaciones que pueden perjudicar a la víctima y a su entorno. No siempre es conveniente identificarla. Es ofensivo para la víctima utilizar diminutivos, apócopes, apodos, etc. para nombrarla.
Marcha 25 de Noviembre 2009 Dia Internacional por la Eliminación de la Volencia Contra las Mujeres realizada en Talca
SEIS
Nunca buscaremos justificaciones o motivos que distraigan la atención del punto central: la violencia.
SIETE
Es imprescindible chequear las fuentes, sobre todo las oficiales.
OCHO
Mantener el tema en agenda, denunciando la violencia en todas sus expresiones: psicológica, económica, emocional, sin esperar la muerte de las mujeres. Abordar el relato de los hechos tomando en consideración su singularidad, pero también aquello que lo asemeja a otros casos. Eso permitirá abandonar consideraciones tales como «otro caso de»…., «un caso más de…», evitando un efecto anestesiante.
NUEVE
Tener especial cuidado con las fotos e imágenes que acompañan las notas.
Respetar a las víctimas y a sus familias, alejarse del sexismo, el sensacionalismo y la obscenidad. Nunca robar imágenes o audio a la víctima. Cuando se musicaliza, no usar temas que remitan al terror, ni que contengan letras que hablen de «amores enfermos» o celos.
DIEZ
Siempre incluiremos en la noticia un teléfono gratuito de ayuda a las víctimas y cualquier otra información que les pueda ser útil.
Afiche publicitario de una marca de cafe que naturaliza la violencia hacia las mujeres... ¡AY de ti si tu marido se entera que no compras el cafe mas fresco en el supermercado!
A continuación se explayan en relación a cada uno de los puntos, después explican la legislación vigente en Argentina y luego los lugares donde los periodistas pueden documentarse.
Sobre el punto UNO:
Algunas precisiones sobre la terminología recomendada:
• Violencia de género: la violencia ejercida sobre las mujeres, para someterlas solo por el hecho de ser mujeres. El género se utiliza para definir la construcción cultural que alude a la relación entre los sexos.
• Violencia machista: la violencia asentada en una concepción cultural, patriarcal, donde el hombre tiene el poder a cualquier costo.
• Violencia contra las mujeres: es la terminología más clara para definir la situación. Esta realidad queda escondida con términos como «Violencia doméstica o familiar».
Puede incluirse la definición del término «femicidio», como una forma de instalar un concepto elaborado especialmente para poner en evidencia el sentido político del hecho.
Según la antropóloga y militante feminista mexicana Marcela Lagarde, el feminicidio «es el genocidio contra mujeres, y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales conformadas por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres... todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres».
El origen del término parece generarse en 1990, cuando aparece mencionado en un artículo de la revista de las feministas norteamericanas Ms. Magazine, titulado «Femicide: Speaking the Unspeakable».
En el citado artículo de la revista Ms. Magazine, Jane Caputo y Diana E. H. Russell sostienen que «el femicidio es el resultado final de un continuum de terror que incluye la violación, tortura, mutilación genital, esclavitud sexual, especialmente la prostitución, el incesto y el abuso sexual familiar, la violencia física y emocional, los asaltos sexuales, mutilaciones genitales (cliptoridectomías e infibulaciones), operaciones ginecológicas innecesarias (histerectomías) heterosexualidad obligatoria, esterilizaciones y maternidades forzadas (penalizando la anticoncepción y el aborto) psicocirugías, experimentos médicos abusivos (por ej. la creación de nuevas tecnologías reproductivas), negar proteínas a las mujeres en algunas culturas, las cirugías estéticas y otras mutilaciones en nombre del embellecimiento.
Siempre que de estas formas de terrorismo resulta la muerte, se transforman en femicidio».
Sobre el punto DOS:
Existen diferentes formas de violencia contra la mujer:
- física
- aislamiento y abuso social
- abuso ambiental
- abuso económico
- conductas de control y dominio
- control por medio de amenazas
- abuso verbal y psicológico
- violencia sexual
- abuso emocional
- chantaje emocional
Las mujeres entre 15 y 44 años de edad corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en casa, que de sufrir cáncer, accidentes de tránsito, guerra y malaria, según estadísticas del Banco Mundial. Al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a mantener relaciones sexuales, o sufrido otro tipo de malos tratos a manos de su pareja a lo largo de su vida.
Sobre el punto TRES:
Es un crimen, un delito, un asesinato, pero nada tiene de pasional. En el imaginario colectivo el término «pasional» remite al amor romántico, a los «amores que matan», idea que frivoliza y hasta justifica el crimen. Además, el enorme contexto que abarca la calificación de «pasional», invisibiliza la gravedad criminal de la agresión.
El calificativo pasional obstaculiza toda posibilidad de análisis: si el hombre que mata es un «apasionado», para el periodismo está clara la razón, y entonces la mirada se pone sobre la víctima. («Algo hizo o motivó la pasión, el arrebato»). Además, se tiende a caer en una mirada que omite la contextualización del hecho y la consideración de que es una conducta aprendida y avalada socialmente, que supera fronteras, razas, credos, edades y clases sociales.
Sobre el punto CUATRO:
A veces, puede confundirse la identificación del agresor y la víctima. Es aconsejable observar que los insultos, las amenazas, el control del dinero y de los actos son formas de violencia alienante, porque no dejan marcas visibles y siembran dudas sobre la palabra de la víctima.
La violencia describe un espiral en la relación que suele intensificarse con el tiempo: a situaciones de aparente calma, le suceden episodios violentos.
Estos ciclos tienden a incrementarse en su frecuencia.
El hecho de que existan armas en la casa, aún cuando no hayan aparecido en un episodio de violencia, aumenta el riesgo para la mujer. Asimismo, si el victimario ha protagonizado episodios de violencia frente o hacia otras personas por suponer que se trata de amantes de la víctima, el riesgo se incrementa, dado que generalmente ejerce la violencia en el ámbito privado y tiende a ser amable y considerado en público.
Desde los primeros estudios de género, profesionales que investigaron las diferentes cuestiones que importan para entender las violencias llegaron a la conclusión que, si bien no hay un perfil del varón violento hay características que se repiten con frecuencia: ellos adoptan una conducta disociada. Son equilibrados, cálidos, conciliadores en publico, y amenazantes, agresivos emocional y/o físicamente, en privado. Esta conducta, por supuesto, potencia la incredulidad del mundo frente al relato de la mujer victima.
Estadísticamente se comprueba en el mundo, que las mayores crisis se producen cuando ella intenta romper los lazos de subordinación, incluso desarmando la pareja. Este pasaje de «objeto de mi pertenencia» a «sujeto con vida propia» es inadmisible para un varón con estas características.
En el mismo sentido, la vulnerabilidad de la mujer aumenta si ha comenzado a desarrollar un proyecto autónomo como estudiar o trabajar fuera de su casa.
Afiche que glamoriza la violación en grupo.
Sobre el punto CINCO:
Si la víctima decide dar testimonio, hay que respetar su voluntad de divulgar o no su identidad y de qué manera ¿Está en peligro o presionada? El/la periodista debe entender que la mujer se encuentra muy afectada y/o amenazada, por lo tanto es importante saber si cuenta con apoyo profesional y afectivo, y si puede brindar un testimonio que sirva a su caso y a miles de mujeres que se sentirán identificadas al escucharla.
Dado que entendemos que la violencia contra las mujeres responde a una ilógica e injusta distribución del poder en la sociedad -que destaca el valor de la fuerza en los varones y la debilidad y la sumisión en las mujeres-, el periodismo debería señalar ese aspecto y no los detalles de la agresión.
Por el contrario, abundar en estos detalles desdibuja el verdadero problema, lo agrava.
Sobre el punto SEIS:
Contextualizar la información: la violencia de género, la violencia que mata mujeres es consecuencia de un patrón de conducta basado en una relación desigual de poder.
Alcohol, drogas, discusiones, celos, separación de la pareja o infidelidad, son solamente un pretexto: la verdadera causa de la violencia de género es el control y la dominación que determinados hombres ejercen contra las mujeres.
Sobre el punto SIETE:
.
Con relación a las fuentes policiales ¿Se trata de personal capacitado en el tratamiento a las víctimas o lo toman como un delito
más? No es recomendable que sean las únicas fuentes de consulta.
En relación al abogado/a defensor del agresor, estar atentos a las maniobras, ya que suelen utilizar los medios para manipular la información o cambiar los ejes de la investigación.
Sobre el punto OCHO:
Es aconsejable informar sobre sentencias judiciales ejemplares, iniciativas novedosas, testimonios de vida, campañas y acciones proactivas de organismos públicos y ONGs.
Sobre el punto NUEVE:
Hay una interesante lista de temas musicales, de los más variados estilos, que tratan el tema de la violencia de género y que PAR pone a disposición de los/as colegas, quienes a su vez pueden enriquecerla y socializarla: El club de las mujeres muertas (Víctor Manuel); Un extraño en mi bañera (Ana Belén); Caperucita (Ismael Serrano); Malo (Bebe); Encadenada (Cristina del Valle/Esther G.Redondo/Antolín Morilla); Mujer maltratada (Los Changuitos); Las Hijas de Eva, (Tatiana Bustos); Malos Tratos (The Birras); A golpes (La Fuga); Violencia machista, (Ska-P), entre otros
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