miércoles, 25 de agosto de 2010

Historia y Análisis Político del Lesbianismo III


Historia y Análisis Político del Lesbianismo III
La Liberación de una Generación

Beatriz Gimeno

“No es porque yo no piense en los hombres
que estos me son indiferentes, sino, al contrario, porque pienso”.

Natalie Barney



Un gran gran libro, la autora (ver foto) a veces pierde la capacidad de síntesis, sin embargo entrega información y análisis muy valiosos, aunque controvertidos, en fin recomiendo absolutamente su lectura. Y se lo puede encontrar en línea en biblioteca fragmentada, ver columna enlaces y en Bibliometro.



Tome algunos temas que se tratan en el libro, desde mi punto de vista de una manera muy nueva y diferente, y muy lucida. Y lo cite con una desfachatez de la que debería avergonzarme, asumo que este libro merece mucha atención.

Reseñare este libro en tres artículos, tomando distintos temas, este es el tercero.


La Identidad Lésbiana
“Las feministas lesbianas defendemos una identidad no esencial, sino política; una identidad que no se define por un modelo de deseo inmutable y determinista, sino por la resistencia política a la heterosexualidad como institución política y somos tan poco esencialistas que sostenemos que cualquier mujer puede elegir ser lesbiana para su propio beneficio”.


Lo Personal es político o tómese dos pastillas cada 12 horas

Beatriz señala en diversas ocasiones el papel de médicos y psicólogos en la despolitización del lesbianismo, al explicar un fenómeno desde la genética, la biología o los trastornos del comportamiento, se borra simple y sencillamente el trasfondo sociocultural del tema (la opresión de la mujer), es por esto que Beatriz se opone a las explicaciones genéticas del lesbianismo, pues dice que hay distintos caminos (cita evidencia y ejemplos contundentes) para llegar a ser lesbiana, y precisamente lo ambiguo de su evidencia es lo que apoya su postulado, no se puede decir que una lesbiana solo nazca, también se hace y así ha sido la experiencia de Beatriz Gimeno.

“El psicologo se encargara de borrar todo rastro de explicación política a cualquier subjetividad disfuncional. No se trata de borrar el lesbianismo, sino hacerlo políticamente inofensivo. El contexto de explotación, opresión y discriminación de las mujeres desaparece del análisis para convertirse en una tendencia privada y, por lo tanto, inocua. A cambio de la despolitización se gana en respetabilidad y en derechos individuales”.



El Deseo



Beatriz Gimeno señala que el deseo sexual es mas complejo, y fluctuante de lo que se cree, especialmente en las mujeres:

Si existe una homosexualidad situacional, existe también una heterosexualidad situacional que nunca se tiene en cuenta. Poca gente ha escuchado alguna vez que Ana Frank fuese lesbiana. Y sin embargo lo era, o en todo caso, podía serlo.



Ana escribió en su diario que antes de vivir encerrada se sentía atractivamente atraída por las chicas. Esta parte del diario ha sido convenientemente ignorada, pero conviene recordarla en toda su extensión. “Ya había tenido ese tipo de sentimientos inconscientes antes de estar aquí porque recuerdo que, una vez, mientras dormía con una amiga sentí un fuerte deseo de besarla y lo hice. Me sentía terriblemente curiosa con respecto a su cuerpo. Pero ella lo mantenía siempre oculto y escondido para mí. Le pedí que como prueba de amistad, nos tocáramos una a otra el pecho. Ella se negó. Entro en éxtasis cada vez que veo a una mujer desnuda, como a Venus por ejemplo. ¡Ojala tuviera una novia!”. Pero no había una novia para Ana en su escondite. En cambio estaba su mejor amigo Peter Van Daan.

El día después de escribir lo anteriormente expuesto, Ana confesaba: “mi necesidad de hablar con alguien ha llegado a ser tan intensa que de alguna manera me he convencido de que he elegido a Peter” (…) No obstante todo lo anterior, la relación de Ana Frank con Peter nunca ha sido minimizada por ser considerada propia de una adolescente o causada por las circunstancias o por la falta de compañía femenina, Ana Frank vivía en un mundo similar al nuestro, un mundo que presume que ella era heterosexual.



“La pregunta, pues, es la siguiente: ¿es posible para las mujeres escoger su objeto de deseo de manera que este se corresponda con lo que es una opción política y vital? Es posible y vamos a intentar explicarlo”

Asumimos que es la segunda parte de la ecuación, la identidad o las practicas, las que se pueden modificar, pero no la primera parte, el deseo. No se contempla de manera natural que el deseo puede ser fluido y cambiar y, sobre todo, no contemplamos que el deseo también se construye y que el discurso que lo hace inteligible es una de las herramientas con las que el patriarcado construye la heterosexualidad

Una vez que en ciertas partes del mundo se ha atenuado, o ha desaparecido, la presión sobre determinadas prácticas o sobre determinadas identidades, la presión social va desapareciendo de determinadas prácticas sexuales -prácticamente no quedan perversiones- y se concentra ahora en que deseo, actividad sexual e identidad sean congruentes e inmodificables. Y por supuesto esta sociedad no contempla, sino como enfermedad, que alguien tenga muy poco deseo sexual o que incluso no experimente necesidades sexuales.

Vivimos en una cultura en la que resulta socialmente incomprensible que la práctica del sexo no sea valorada a no ser por enfermedad física o mental, o que se renuncie a él, siempre con gran sacrificio, por alguna motivación socialmente desvalorizada, como la religiosa. La posmodernidad ha instaurado al sujeto deseante como el agente de la historia.

“… Es factible construir el deseo femenino de manera que las mujeres salgan ganando. El deseo puede explicarse y explicarlo no lo hace menos sexual. La posibilidad de que el deseo sexual lésbico tenga un importante componente político y de liberación no lo hace menos sexual. Las feministas lesbianas si distinguimos entre aquellas mujeres que se acuestan con mujeres y aquellas que no lo hacen, pero que podrían hacerlo”.

El feminismo, según Beatriz, ha dejado de enfrentarse a y de analizar la heterosexualidad obligatoria porque “enfrentarse a la heterosexualidad obligatoria devolvería el feminismo a los márgenes del sistema”. Pero, claro seria urgente, pues: “… no hay manera de socavar el patriarcado sin hacer una crítica radical de la construcción heterosexual de la sexualidad y del sistema de dos géneros y hacerla, además, pretendiendo que a ella se sumen millones de mujeres y de hombres en todo el mundo”.

“La heterosexualidad obligatoria incluye la construcción normativa del deseo, pero la opresión de las mujeres esta fundada no solo en el vinculo entre genero y sexualidad, sino también en la apropiación del cuerpo y de la producción de las mujeres. Por ello el heteropatriarcado solo puede combatirse desafiando las normas de la heterosexualidad y del genero activamente”

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